Renacimiento Siglo XV y XVI. Imagenes


El nuevo antropocentrismo renacentista se vera expresado en los modos de vestir imperantes


Se observará desde comienzo del siglo XV un cambio en la silueta fundamental, la línea dominante será ahora en vez de vertical horizontal


Indumentaria Femenina
Prendas interiores :camisa, bragas y calzas
Prenda de segunda piel: kirkle o sotana (cuerpo con falda)
Vestido: se ceñía a la altura de la cintura y de ahí caía en amplios pliegues hasta el suelo.
Mangas desbocadas anchas con aberturas dejan ver la prenda inferior. Se decoraban profusamente
Escote cuadrado y bajo. La parte superior de la camisa se mostraba a través del escote.
En la última etapa del renacimiento, la silueta deseada estaba bien definida.
Las prendas enfatizaban unos hombros amplios, un largo y estrecho talle, y caderas anchas.
Los bordados y la ornamentación se empleaban con frecuencia para añadir riqueza a la prenda y belleza al cuerpo humano. En las prendas de monarcas vemos bordados suntuosos y profusos con diamantes rubíes y perlas, llegando en algunos caso a cubrir por completo la superficie textil. Las prendas en muchas ocasiones están sobrecargadas con ornamentación
Al igual que en la indumentaria femenina las prendas masculinas tenían la función de acentuar el físico. Para que los hombros y los pectorales perecieran más anchos se acolchonaban los abrigos con heno y se colocaba un cinturón.
El conjunto masculino se componía Prenda interior: camisa y calzones.
Jubón: podía llegar hasta la rodilla. Las mangas cada vez mas anchas y en general se presentaban acuchilladas o directamente eran mangas en banda. El cuerpo del jubón era decorado y bordado profusamente.
Justillo/ Jacket: un equivalente a la chaqueta del traje..
Gown: Caía en pliegues hasta los pies. Esta prenda iba generalmente ribeteada en piel.
En la parte inferior la calzas y por encima de ellas las medias de largos variados.
Coronaban el conjunto y la silueta vertical zapatos pico de pato y gorro chato de fietro con pluma

La entrepierna se convirtió en una zona importante con la introducción de la bragueta, triangulo protector de tejido relleno, se sujetaba al jubón con cordones y remarcaba la ingle.
Entre los estilos más influyentes tanto para hombres como para mujeres y que traspasaron las fronteras de los distintos reinados podemos destacar el acuchillado



Con la imposición española en todo el espectro mundial en la segunda mitad del siglo XVI la moda verá algunos cambios:
La moda española buscará ante todo la calidad de las telas y jamás será tan desbordante como el estilo italiano. El carácter dominante del traje español es su sobriedad, su austera elegancia.

Las prendas fueron más ceñidas y el estilo español tiende a estilizar las líneas. La silueta ya no será tan horizontal si no más bien representará una especie de cono desde la cabeza a los pies.

Cambio en la paleta de colores, la moda española propondrá los colores oscuros principalmente el negro para el traje masculino y los colores oscuros, como el púrpura, azul o verde para el traje femenino,. Esto le otorgará otra solemnidad a la imagen general.


Vasquiña confeccionada con tejido rígido, esta prenda interior tipo corsé se pegaba al cuerpo y le daba una forma de embudo, suprimiendo la forma natural del seno y proyectándolo hacia arriba. Era una pieza del estomago solo el delantero del cuerpo se mantenía en su sitio con armazones.

El verdugado, es una estructura redondeada que se utilizaba para armar la falda. Los aros del verdugado se confeccionaban con ramas de sauce con cañas o con ballenas y se cocía sobre el tejido

Verdugado Español o reducido
Verdugado Frances.
Tambor o Rueda

Como coronación de la figura geométrica se utilizará la gorguera


Con el tiempo la gorguera se trasformó en una prenda independiente y se fue perfeccionando gracias a la incorporación del almidón. Para mantener esta prenda se utilizaban alambres forrados





El compromiso Isabelino: la apertura de la gorguera en el frente, elevándola por detrás de la cabeza en algunos casos en una alas de gasa como puede apreciarse con claridad en los retratos de la reina Isabel
























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